viernes, 19 de diciembre de 2014

19 y 20 de diciembre de 2001

19 y 20 de diciembre de 2001, crónica de esa calurosa noche (escrita por Martin Garcia):


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-Con la cabeza de los dirigentes-

LA NOCHE DE LAS CACEROLAS ABOLLADAS

Si este no es el pueblo el pueblo ¿donde esta?

Por Martin Garcia

Apenas termino el mensaje grabado de Fernando De la Rua anunciando el establecimiento del Estado de Sitio el pueblo comenzó a participar activamente en una protesta inédita que surgía como agua de manantial por los barrios de la Capital Federal.

Comenzaron a escucharse los golpes de las cucharas sobre las cacerolas y se iban sumando de uno en uno desde cada balcón, cada cocina, cada living de los departamentos hasta llegar a la calle.

Así los vecinos comenzaron a reunirse alrededor de una decisión colectiva -Había que sacar a Cavallo del gobierno y también ¿porque no? al presidente de la Nación.

Había que terminar con cuatro años de problemas crecientes, con un año de hiper recesión y mil conflictos por la decadencia económica de la vida cotidiana, de la esperanza, del panorama laboral, comercial, estudiantil, del progreso, del futuro, que parecía un desastre absoluto y finalmente, con 30 días agotadores donde no solo nos dábamos cuenta (ya en forma clara) que nos robaban sino que les teníamos que dejar el dinero en la cuenta para que robaran tranquilos a fin de pagar y garantizar el pago de los servicios de la deuda externa.

Así comenzó una conversación entre los medios que se despedían de la audiencia hasta volver a mirar hacia afuera, y tener que apostar móviles y comenzar una sesión de televisión espontánea alrededor de una marcha que comenzaba a surgir desde los barrios.

La misma gente que había enfrentado a Menem en las urnas, que había apoyado al Chacho y que había votado por la Alianza y por De La Rua, venia a decir que ya no quería mas lola.

La clase media comenzó a marchar por las avenidas rumbo a la Plaza de Mayo.

Yo me fui con mi hijo Andrés, que horas antes me había avisado que-si se hacia algo -quería venir conmigo a la Plaza y así salimos y comenzamos a caminar por la avenida Corrientes.

Apenas pisamos la avenida vimos una marea humana que bajaba desde lejos y también un mar de gente que desfilaba adelante nuestro rumbeando para la avenida Pueyrredón, para la avenida Callao, para la 9 de Julio.

La gente tenia un promedio de edad bastante joven, de cada diez, ocho tenían la edad de mi hijo y dos, la mía.

Eran jóvenes comunes que sufrían en la facultad, buscando un laburo sin mucha suerte, haciendo cola en las embajadas de otros países para ver que pintaba, chicos que cadeteaban, repartían volantes por unos pesos diarios, pibes que trabajaban sin esperanza en el comercio del viejo, que veían caer la economía familiar, veían echar a sus padres del trabajo o que se habían refugiado en una pensión de estudiantes, con una cervecita light en el barrio, los jueves y viernes a la noche, quizás los sábados y domingos, también, o que estaban a pleno en un empleo, con mucho miedo de ser echados, con muchos quilombos para llegara fin de mes,, con serios problemas para pagar la matricula de la facultad, el medico de sus pibes chiquitos.

Pero no había solo jóvenes, también -las chicas- del ministerio, de la peluquería, las manicuras, las señoras del barrio que saludaban desde las ventanas o los balcones, porque caminar no podían pero veían televisión y salían a la ventana a ver pasar la gente, tomar un poco de aire fresco, escribir y exhibir un cartel de papel escrito con marcador que decía RENUNCIO CAVALLO, y desplegar una bandera argentina.

A medio camino nos avisaron que había palos, gases y represión en la Plaza de Mayo así que, en Callao, doblamos para el Congreso !

Lo veo a Carlos Mirsson -el de FM Tango- pasar con su señora e hija con una bandera en su coche, tocando la bocina como en un campeonato mundial.

A medida que nos acercábamos, se caminaba mas despacio y con una columna mas compacta.

Algunas mamas jóvenes caminaban con el cochecito de sus bebes y con sus bebes adentro, lo mas campantes. (se veía que la única vez que habían salido de marcha era por el San Lorenzo de Tinelli, el Boca de Bianchi o el Ríver de Ramón).

Cuando llegamos al Congreso vimos esa excepcional imagen de la escalinata del Congreso llena de gente, de chicos, con la camiseta del seleccionado de futbol de Argentina en la mano, revoleándola como Soledad al poncho, mientras cantaban –¡Ohhh Argentina, es un sentimiento, no puedo parar Ole olé ole olé ole olé ola, Ole olé ole ola ¡cada día te quiero maaaas!

Era un sentimiento emocionante, por allí pasaban las parejitas que venían de hacer el amor, con al cara radiante y cierto recato en el entrelazar de sus manos, alguna intrigante señorita con un galán pintón al lado irrumpía insinuante como en un desfile de modas, por entre las petisas y las chicas del barrio que, pancita afuera, no dudaban en bailar y pegarle a la tapa de la cacerola, ya bastante abollada, con el cucharón de plástico negro.

¡Hacia rato que no veía tantas mujeres hermosas en un solo lugar, radiantes entre el calor, la alegría de compartir esa misa alegre y gratificante, que sucedía en la Plaza de los Dos Congresos, en un nosotros al mismo tiempo ignoto y sin embargo con la presencia plena de cada uno de los protagonistas que estaban haciendo la historia.

-¿Te das cuenta porque militabamos en los ´70? le dije a mi hijo mientras le señalaba una señora muy bien producida, que pasaba !

¡La militancia es la vida misma!

Se daba esa impronta descarada y cómoda a la vez de los muchachos en sandalias y bermudas, pelo rasante, casi pelados y chivita en la barbilla, dándole con ansias a los bombos que construían con los tachos de basura plásticos de esos que suelen estar en las columnas del alumbrado.

Paraban cuando alguien los llamaba al celular, aunque no escuchaban nada con ese griterío alegre.

Mas tarde los que le daban a los bombos eran un poco mas punk, mas heavy y los bombos ya era latas mas grosas y los palos daban gusto, y la pinta de los tipos pedía a gritos camisetas por lo menos de Riff.

No había banderas partidarias y lo mas probable es que la misma gente no las permitiera, tampoco, la política partidaria se había quedado sin respuestas y el 60 % de los votantes habían votado cualquier otra cosa menos a los partidos políticos tradicionales o no, pero se podían ver agitar las banderolas de las murgas, ora verdes, ora celeste y blancas, con un tipo de despliegue que solo se aprende en las fiestas del barrio.

Si este no es el Pueblo, el Pueblo ¿donde está?

-El que no salta ¡es un botón!, el que no salta ¡es un botón!, le da la banda de la escalinata y los que están sobre Entre Ríos acompañan y también lo hacen como una oleada mejicana los de la escalinata y el patio y bandeja de la plaza de enfrente.

Hay paz, cordialidad, convivencia, incluso entre no iguales, a algunos se les ve San Isidro en sus camisetas de la UAR, a otros se le adivina el conventillo, la piecita en la pensión, todos cantan, saltan, y se alegran.

¡Cavallo, hijo de puta, la puta queteparió!

En Europa nace el euro uno a uno con el dólar y a cada Banco que tenga un dólar billete le van a permitir emitir siete euros, así que se llevaron todo y lo multiplicaron por siete.

¿Los argentinos?

¡Que se jodan por boludos! ¡Chupete, hijo de puta, la puta que te parió, chupete hijo de puta, laputaquetepariooo!

¡Menem, compadre, la concha de tu madre! No se salva nadie.

Hay una mirada iluminada en algunos mas grandes, unos piensan que están viviendo el 17 de octubre del que les hablaba Castiñeira de Dios o Fermín Chávez o del que escribían Jauretche o Puiggros, otros se remiten a la movida popular del felices pascuas cuando al civilidad se enfrento con la pretensión castrense.

Cada uno se daba cuenta, a su manera, del momento histórico que estaban viviendo.

Los pibes también, porque cada tanto aplaudian a rabiar y todos aplaudian a rabiar y se premiaban y festejaban el estar juntos, el haber irrumpido en la escena política sin deberle nada a nadie.

Bueno, no tanto, pero si festejaban que por fin no se diría de los argentinos que tenían jugo de tomates frío en las venas, que el pueblo se la comía que era demasiado pacifico y no reaccionaba ¡Minga! Aquí están.¡Chupate esta mandarina!

Dimos una vuelta, yo le decia a mi hijo que siempre hay que dar una vuelta a ver que hay por ahí, como son los grupos, en que clima andan, quienes están, algún amigo, algún compañero, para charlar, comentar la jornada de lucha.

Por ahi estaban Eduardo Jozami, el periodista Alberto Dearriba, Juan Carlos del Bello con su familia, Carlitos Carcavallo del PAMI, Juan Carlos Shmid el secretario general del sindicato de Dragado, miembro del GOU de Moyano, quien representara al Polo Social de Farinello en Santa Fe; el famoso director cinematográfico Nicolás Sarquís, organizador del festival Contracampo que nos hizo conocer los directores de cine iraníes, yugoslavos, serbios, etc; Eduardo Lopez del Sindicato del Seguro rodeado de hijos y de compañeros de coro; Emilio del Guercio el legendario músico de Aquelarre y Almendra que venia de Plaza de Mayo; Juan Ale, un joven dirigente del peronismo porteño relacionado con la temática indígena y religiosa hablando a viva voz con compañeros y compañeros en la esquina de Rivadavia y Callao, Alberto Liparelli, el matemático.

Ahora viene otro saltito de la hinchada ¡El que no salta es un ingles! ¡El que no salta es un ingles!

Y aparece una calavera grande y atractiva.

Le dejan el paso a una madre de Plaza de Mayo y los jóvenes le abren paso, la aplauden. ¿Que aplauden?

Aplauden la consecuencia, la firmeza de su lucha, su autoridad moral.

Aplauden a sus hijos combatientes, los desaparecidos.

Respeto y honor para ellos, parecen decir al abrirle el paso a la madre de pañuelito blanco y mirada adusta.

Ahí llegan el gran Pocho Dasso, que vivía en mi barrio y Federico Sironi, el poeta, que preside una asociación de libreros del Parque Rivadavia y que hace poco presento un libro suyo en ese bar y librería erótica que se llama ¡Audaz se eleva!

Me cuentan de la goma de plaza de Mayo, de los gases lacrimógenos, de que estaba todo bien, en paz y que de repente ¡zas!

Que estaban el Barba Gutiérrez, el recientemente elegido diputado nacional por el POLO de Farinello, el de la UOM de Quilmes y lo vio en la refriega.

Botellas de agua, de coca, alguna de vinito, que queda en el piso, ¡Ya son varias horas!

El 101 esta con pantalon corto y sandalias, gorro con vicera, un arito, una barbita rala, un ombligo afuera.

-¡Que boooludo, que boooludo! El-estado-de-sitio ¡se lo meten en el cuuulooo! ¡Queeee boludo! ¡Queeee boludooo!...aplausos, unánimes, fuertes, de fiesta.

Fiesta de estar juntos, de estar ahi, de no quedarse mas mordiendose un labio y diciendo este pais de m...ahora parecen estar orgullosos.

Las chicas del ministerio se ríen,

¡Cuanto hacia que no festejaban algo!

¡Y hay tantos chicos lindos!

Pero todo en familia.

Por ahi nos queremos ir son como las tres de la madrugada ya!

Decimos -si esto sigue y hacen el enlace con los de la mañana, hasta que De La Rua no renuncie ¡no paran!

Un par se pelea nosesabe por que.

Uno de cola de caballo gris, ya y el otro mas petiso con una botella en la mano.

Se trenzan un par de veces. Están bajo una bandera que parece decir PCR, con otra gente.

Se vuelven a enfrentar como dos cabras.

Uno se cae al suelo y el otro lo patea.

A nadie parece pasarle nada de ellos dos.

¿Sera una pelea en serio o habrá que pensar que quieren comenzar algún clima de intranquilidad para que los -chicos- se vayan a sus casitas.

Cuando me quiero volver, me detengo un poco, no deja de venir gente nueva en oleadas.

Siguen viniendo, y siguen y siguen.

Algunos se han ido a dormir ya , pero la gente se renueva como un río manso y fresco.

Por ahí algunos dicen que hay no se que problema donde y me perece ver algún movimiento mas adentro de la misma plaza, como un desplazarse de alguna gente a otro ritmo ¡Hemos estado en tantas plazas!

Lo veo al pibe medio dormido y lo invito a irse a casa.

Agarra enseguida. Mañana tiene que laburar temprano.

A media cuadra por Callao, yendo hacia Bartolomé Mitre lo veo venir al periodista Miguel Bonasso rumbo al Congreso con su esposa, compañera, al lado, a paso vivo. Nos saludamos, sonrientes.

El sabe y yo se y ambos sabemos que el otro sabe que es un día histórico.

Una pueblada histórica mas legal a la noche, mas desesperada durante el día en los saqueos.

Mas dolorosa.

Histórica en ambos casos, incluso, quizás aun mas histórica durante la noche, sin desmerecer.

Es en relación a lo esperado y a lo inesperado. ¡Toda una pueblada como en los sueños cuando el pueblo se decidía y haría ¡tronar el escarmiento!

Vemos cruzarse un 64 y unos pibes correrlo. Les paran. Atrás vamos nosotros, ese bondi nos deja bien, nos ahorra caminar como ¡12 cuadras!

Alcanzo a ver a los que vienen en nuestro reemplazo.

Una combi con tres monos arriba con banderas argentinas y esos mástiles de caño de PVC de cañería que son flexibles y poderosos.

Blanden las banderas y los tres parecen una foto, la de esa estatua de los americanos plantando la bandera en una colina en la 2ª guerra mundial.

Estamos bien representados, mas allá se viene otra marea.

Son los que nos han visto por TV y quieren sumarse.

Vienen de todos los barrios. No se quieren quedar afuera.

Hay mucha gente sana aquí. Pibes buenos. Gente normal de Buenos Aires.

Toda esa onda juvenil de los recitales, del barrio, de la facu, de la oficina.

Han decidido largar la cola de la embajada y pelear por lo suyo, no dejarse tocar mas el culo, no permitir que se utilice mal esta Democracia que aman y les pertenece como a nosotros que peleamos tanto por conseguirla.

Ellos saben que a nosotros no nos fue bien, saben que no repetirían, pero también saben que son hijos de tigres, que son tranqui, pero no comen vidrio, que no les va ser corderos, que no están dispuestos a fracasar sin pelear por lo suyo, en la misma lucha que fue nuestra y de los chicos de los lápices y de los 30.000 desaparecidos, aunque haya tantas diferencias, pero sienten la camiseta como en las tardes de Verón, del Piojo, de Caniggia y Maradona y saben que con este equipo la podemos pelear.

Hacia rato que no veía tantas cacerolas hechas bolsa de tanto pegarles.

Cada chica, cada chico, cada gorda, cada señora, cada señor de su casa., con su cacerola abollada, que ha venido aquí para darle al parche, para hacerla sonar, para decir ¡presente!

Es un río que no cesa, que manda y manda soldados para la causa, miles de personas que se han dado cita con la historia, espontáneamente y que luego de esta jornada inolvidable, tendrán un espíritu de cuerpo y una idea del poder de conjunto nuevas, que cambiara la relación de fuerzas entre los argentinos por muchas décadas.

Ya cayo Cavallo, ahora irán por De La Rua y después por el que quiera repetir.

MG/

20/12/01-04 AM


PD: Visto a la distancia, podría decir que en esos días nacía la Revolución del Bicentenario que estamos viviendo a pleno desde entonces: La Revolución peronista de Néstor Kirchner y Cristina. El avance constante del pueblo y de la Patria Grande del Movimiento Nacional, Popular y Democrático de Liberación Nacional y Social. MG